Tratamiento contra la gingivitis y su posterior mantenimiento

El tratamiento contra la gingivitis puede implicar o no una cirugía. Si bien estamos ante una enfermedad de encías leve, dejarla avanzar podría derivar en la pérdida de varias piezas dentales. Por esta razón, abordarla a tiempo y realizar un mantenimiento adecuado son claves para preservar la salud bucal.

Opciones de tratamiento contra la gingivitis

Cuando síntomas tales como sangrado persistente de las encías al cepillarlas, mal aliento, inflamación u oscurecimiento del color en las encías, se presentan, es posible que tengamos que evaluar un tratamiento contra la gingivitis. Después de un estudio periodontal, el odontólogo determinará cuál es al más indicado según el caso. Existen dos grandes divisiones en alternativas para tratarlas:

Raspado periodontal: se lleva a cabo por un periodontista. Consiste en una limpieza profunda y curetaje de encías para eliminar la placa bacteriana y el sarro que se encuentra tanto sobre como debajo de las encías. Este procedimiento barre todas las bacterias responsables de la gingivitis.

Cirugía: es necesaria cuando hay pérdida de hueso importante. Es un procedimiento sencillo y muy poco invasivo. Se separa la encía del diente para acceder a la bolsa de bacterias para su extracción. No se extirpa parte alguna de la encía. Sin embargo, al reducirse la inflamación, se genera un efecto óptico que lleva a creer que se ha perdido encía.

Mantenimiento de los tratamientos contra la gingivitis

El profesional indicará los pasos a seguir a nivel doméstico, entre los cuales se encuentran un correcto cepillado al menos tres veces al día y el uso de hilo dental a diario. Además de ello, los procedimientos más comunes a nivel profesional en el mantenimiento de la gingivitis son:

  • Anamnesis: se pone al día la historia clínica del paciente y se investiga la posible aparición de molestias post-tratamiento. A su vez, se evalúan los medicamentos que actualmente toma el paciente. El profesional también recomienda una pasta dental adecuada para prevenir la reaparición de la enfermedad.
  • Evaluación dental: cumple el objetivo de detectar caries, sensibilidad dental y desgastes en las piezas.
  • Control de placa: se utilizan reveladores químicos que indican el nivel de placa bacteriana presente.
  • Periodontograma: es un estudio rápido y confiable para determinar la profundidad de la bolsa gingival, el defecto mucogingival, el grado de movilidad dentaria, la recesión gingival y el nivel de sangrado gingival. Se introduce suavemente la sonda gingival pieza por pieza y se obtiene un gráfico con toda la información.
  • Radiografías: lo recomendable es que tengan lugar cada tres años. En ellas se estudia la condición del hueso alveolar,  y la presencia de caries.
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